Vamos a rescatar la verdadera esencia de la Navidad

En la nación Ñoño recordamos por qué celebramos esta fiesta. Pero de verdad, sin supersticiones ni propaganda.

Feliz Navidad a todos los ñoños de buena voluntad

por I. C. Tirapegui

Este post es, tal como indica su título, un intento por desempolvar la verdadera esencia de la Navidad. Claro que en esta fecha, muchos otros tratarán de hacerlo y para lograrlo, levantarán valores y conceptos como la generosidad, el amor o el consumismo, pero nosotros no. Nosotros somos ñoños, así que nuestra bandera de lucha será la verdad y la razón por sobre la superstición y el hábito (viva Spinoza!). Y para hacerlo, debemos escarbar en la historia y buscar los orígenes de la celebración.

Como ya muchos saben y los que no, ahora lo sabrán, la Navidad es la farsa más popular de la humanidad. Bueno, quizá no las más grande, pero sí la mas famosa. Una mentira que celebramos todos los 25 de diciembre en gran parte del mundo y cuyo verdadero origen es el resultado del sincretismo religioso. Entonces lo primero que hay que responder es: ¿qué es la navidad?

Nativitas

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La Navidad (del latín: nativitas, ‘nacimiento’) es una de las festividades más importantes del cristianismo, junto con la Pascua de resurrección y Pentecostés. Esta orgía de consumo conmemora el nacimiento de Jesús Cristo en Belén y se celebra el 25 de diciembre en la Iglesia católica, en las iglesias evangélicas, en la Iglesia anglicana, en algunas comunidades protestantes y en la Iglesia ortodoxa rumana. En cambio, se festeja el 7 de enero en otras iglesias ortodoxas, que no aceptaron la reforma hecha al calendario juliano para pasar al calendario gregoriano, nombre derivado de su reformador, el papa Gregorio XIII y corresponde al calendario actual. Pero lo importante de toda esta información es que la Navidad se propone, como su nombre indica, celebrar la Natividad (es decir, el nacimiento) de Jesús de Nazaret.

Existen varias teorías sobre cómo se llegó a celebrar la Navidad el 25 de diciembre, las que surgen desde los diversos modos de indagar sobre la fecha en que habría nacido Jesús. Según la Enciclopedia Católica, la Navidad no está incluida en la lista de festividades cristianas de Ireneo ni de Tertuliano, las cuales son las listas más antiguas que se conocen. La evidencia más temprana de la preocupación por la fecha de la Navidad se encuentra en Alejandría, cerca del año 200 de nuestra era, cuando Clemente de Alejandría indica que ciertos teólogos egipcios “muy curiosos” asignan no solo el año sino también el día real del nacimiento de Cristo como 25 pashons copto (es decir, 20 de mayo) en el vigésimo octavo año de Augusto lo que evolucionó y desde 221, en la obra Chronographiai, Sexto Julio Africano popularizó el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús. Para la época del Concilio de Nicea I en 325, la Iglesia Alejandrina ya había fijado el Díes nativitatis et epifaníae. ¿Y para qué tanta fecha y nombre? Solo para esclarecer la primera mentira: Jesús no nació el 25 de diciembre.

Sin embargo, la fecha es solo parte de la celebración. También hay que determinar su origen y para eso, retrocedemos en la historia aún más atrás del año 0 y descubrimos que durante el Imperio Romano existió una celebración pagana muy similar a la actual Navidad. Esta fiesta se llamó las Saturnales.

Saturnalia

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Las Saturnales (en latín: Saturnalia) eran unas importantes festividades romanas, también denominada «fiesta de los esclavos», ya que en ellas los esclavos recibían raciones extras, tiempo libre y otras prebendas; era Navidad y Carnaval al mismo tiempo y el cristianismo de la antigüedad tardía tuvo grandes dificultades para acabar con esta popular fiesta pagana.

Las Saturnales se celebraban por dos motivos:

  • En honor a Saturno, dios de la agricultura.
  • Como homenaje a la gran victoria de algún general (fiesta del triunfo).

Las primeras Saturnales se celebraban del 17 al 23 de diciembre por el fin del período más oscuro del año (o el día más corto del año) y el nacimiento (natividad) del Sol Invictus, el 25 de diciembre, lo que coincidía con el solsticio de invierno. Desde el origen de los tiempos, cuando la humanidad abandona su vida nómade y comienza a sembrar su comida, celebra el año nuevo durante el solsticio de invierno. En esa fecha el Sol comienza a acercarse a la Tierra, es decir, los días se hacen cada vez más largos y cálidos. Es cuando surgen nuestras primeras leyendas, mitos que hablan del bien contra el mal, de la vida contra la muerte, porque si los días no se hace más largos y el calor no llega, las plantas no crecen y subyace la muerte para la tribu por la falta de alimento. Por supuesto, una de las primeras metáforas en nacer fue la luz contra la oscuridad, misma que hasta hoy usamos en muchas de nuestras sagas ñoñas: la batalla contra el lado oscuro de la Fuerza, por ejemplo.

Este reinicio del ciclo vital, es una fiesta que todos los pueblos primitivos comparten y como es obvio, depende de qué lado del hemisferio estés. Por ejemplo, los Mapuches celebran el we tripantu durante nuestro solsticio de invierno, alrededor del 21 de junio. Es decir, si la iglesia católica hubiera estado en el hemisferio sur, la navidad sería durante el invierno y entonces tendría sentido el estúpido abrigo blanco y rojo que usa Santa Claus en el verano santiaguino.

Ahora bien, tal como explicamos, desde los orígenes los pueblos celebran en esta fechas y los romanos no eran la excepción. Con las Saturnales se anuncia el fin de los trabajos en el campo, el final de las cosechas, cuando el ritmo de las estaciones deja a la familia campesina, incluidos los esclavos domésticos, tiempo para descansar del esfuerzo cotidiano o dicho en términos modernos: vacaciones. Y eso, mis estimados ñoños, en aquellos tiempos era un gran motivo de celebración… y hoy también!!

Pero la fecha y las razones de la celebración que los cristianos se adueñan como propias, no bastan para declarar a las Saturnales como el origen del cumpleaños de Cristo. ¿O sí? Pues no, no basta, y por eso ahora vamos a recordar como se celebraba esta fiesta pagana. Eran siete días de bulliciosas diversiones, banquetes e intercambio de regalos. Las fiestas comenzaban con un sacrificio en el templo de Saturno (en principio, el dios más importante para los romanos después de Júpiter), al pie de la colina del Capitolio, la zona más sagrada de Roma, seguido de un banquete público al que estaba invitado todo el mundo. Los romanos asociaban a Saturno, dios agrícola protector de sembrados y garante de cosechas, con el dios prehelénico Crono, que estuvo en activo durante la mítica edad de oro de la tierra, cuando los hombres vivían felices, sin separaciones sociales. Incluso se ha sugerido que durante las Saturnales, los esclavos cambiaban roles con sus dueños, haciendo del amo un esclavo y del esclavo, el amo.

Saturnalia o Navidad

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Existen diversas teorías sobre cómo la Navidad llega a celebrarse el 25 de diciembre y estas teorías, dependen, como es obvio, de la postura ideológica del autor. Algunos opinan, como William J. Tighe, que en el siglo III se celebraría el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, antes de que los romanos celebraran la fiesta del Sol invencible (Sol Invictus). Recordar que los romanos y su imperio, se hizo cristiano 2 siglos después del año 0.

Para otros autores, la antigua celebración del 25 de diciembre (natalis invicti Solis y Saturnales), fue adaptada por la Iglesia católica en el tercer siglo d. C. para permitir la conversión de los pueblos paganos. Cabe mencionar que en esos tiempos violentos, la naciente Iglesia Católica, en su afán de destruir a todas las demás religiones, asesinó a cuanto líder pagano se atravesó en su camino, y pueblos y ciudades enteras fueron arrasadas en nombre de Dios y Cristo. Más astuto, el papa Liberio se dio cuenta que esto, en lugar de destruir a los paganos, solo aumentaba el odio hacia su iglesia, optó por el mucho más diplomático: si no puedes vencerlos, únete. De ahí que la principal fiesta cristiana coincida con la principal fiesta pagana.

Otra teoría, fundada en documentos históricos, sugieren que las celebraciones de Saturno durante la semana del solsticio, y que eran el mayor acontecimiento social de la época, llegaban a su apogeo el 25 de diciembre y para hacer más fácil que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades, el papa Julio I pidió en el 350 que el nacimiento de Cristo fuera cambiado a esa fecha. Finalmente, en el año 354, el papa Liberio decreta este día como el nacimiento oficial de Jesús de Nazaret.

Algunos mantienen que el 25 de diciembre fue adoptado solamente en el siglo IV como fiesta cristiana, después de que el emperador romano Constantino I el Grande se convirtiera al cristianismo para animar un festival religioso común y convertir a los paganos. La lectura atenta de expedientes históricos indica que la primera mención de un banquete “navideño” fue en Constantinopla y no sucedió sino hasta el año 379, en la época de Gregorio Nacianceno.

Conclusión

Como se aprecia, las fiestas Saturnales, condensadas en un día, el del Sol Invictus, son en esencia, la Navidad de hoy. Una fiesta donde todos celebran y se intercambian regalos, un “feriado irrenunciable”, un día para festejar y descansar. Y eso es, más o menos, lo que todos festejamos. Sin embargo, la respuesta definitiva de cómo llega a transformarse Saturnalia en Navidad es algo que probablemente nunca sabremos, pero no importa, pues finalmente lo importante es festejar… por ejemplo, acá hay un video donde nuestro ñoño favorito, Sheldon Cooper, celebra Saturnalia, o Navidad, o lo que cada uno prefiera…

Y yo acabo esta nota deseándoles a todos una Feliz Saturnalia para todos los ñoños de buena voluntad!!! (o es muy “sincrético” lo que estoy diciendo).

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1 comentario en “Vamos a rescatar la verdadera esencia de la Navidad

  1. Ahahahah notable! Excelente artículo!

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