Monstruos, alienígenas, criaturas mitológicas, we just love ‘em, don’t we? Yes we do. Por eso hay tantas películas de Alien y Star Wars y por eso hay una nueva versión de Clash of The Titans y por eso Avatar ha sido tan exitosa y a los mocosos les gustan tanto Ben 10 y Pokemon. Quítenle los monstruos u alienígenas a todas esas películas y series y ¿con qué nos quedamos? Con un montón de aburridos humanos iguales a nosotros. Bueno, no iguales sino más altos y guapos y en mejor condición física, pero básicamente iguales en lo que ADN respecta al menos. Es decir, uno podría procrear con ellos, sí, en teoría nada impide que usted estimado lector pueda reproducirse con Megan Fox, ¿no es esa idea reconfortante al menos? ¡Usted pertenece a la humanidad también!, ¡a la misma humanidad que le muestran en el cine y la televisión! Eso al menos en teoría porque existe una realidad social o cultural desde que el mundo es mundo dónde ciertos seres humanos han sido (y son considerados) menos que humanos ya sea por el color de piel, el nivel educacional, creencias religiosas, whatever. Pero no nos pongamos densos y volvamos a los monstruitos…
Decía yo que estaba leyendo la lista de Cracked titulada 6 Monsters That Just Woulnd’t Work (en realidad no lo dije) y muchas de las objeciones allí expuestas ya me las había planteado yo. Con ello no quiero hacerme pasar por iluminado no nada, sino sólo constatar el hecho que cuando uno aplica algo de lógica a cosas como el ciclo reproductivo de los xenomorfos de Alien o a la posibilidad de gorilas o insectos gigantes inevitablemente llega a conclusiones como las expuestas por Rohan Ramakrishnan en su hilarante lista.
Y como Ramakrishnan bien dice al comienzo, estos son el tipo de cosas en las que uno generalmente no piensa cuando está sentado en la butaca viendo como salpica sangre y vísceras del pecho de John Hurt (que apellido más apropiado, ¿no?). La primera Alien yo la vi por la tele y francamente no recuerdo si antes o después de ver Aliens de Jim Cameron en el cine, pero si recuerdo no haber puesto en duda en ningún momento la absurda y enrevesada forma de reproducción del alien hasta varios años después, tras finalmente lograr poner mis manos en La Guía Barlowe. Sólo entonces me di cuenta lo poco probable del alien creado por Giger al que sin embargo debemos exculpar de las inverosimilitudes biológicas (eso no era parte de su trabajo). Las deducciones en torno al xenomorfo de la saga de Alien y sus raíces en la space opera de A.E. Van Vogt pueden encontrarlas aquí, y un comentario a la Guía Barlowe de Extraterrestres acá.
Las objeciones para King Kong y los insectores de Starship Troopers presentadas por Ramakrishnan se derivan más o menos del mismo punto que es la Ley Cuadrado-Cúbica expuesta a principios del 1600 por Galileo Galilei y que establece resumidamente que si un cuerpo tridimensional –irregular o no– crece manteniendo sus proporciones, su superficie lo hará como el cuadrado de cualquiera de sus líneas y su volumen como el cubo de las mismas. De esta forma King Kong, con sus quince metros de altura, pesaría ciento veinte toneladas lo que es veinte veces más de lo que habría pesado el Gigantosaurus, por ejemplo. “Seguro que King Kong tendría serios problemas para, simplemente, levantar la pata y andar…”, agrega Miquel Barceló que hace algunos años se dio una vuelta por Chile para hablarnos de ciencia ficción y disfrutar de nuestra provinciana hospitalidad. Pero volviendo a Cracked, da risa ver a un lector alegando que si mamíferos gigantes como King Kong son “tan jodidamente imposibles”, como pueden existir dinosaurios del doble de peso que tendría el mentado simio. Por supuesto este lector no ha caído en cuenta que no hay ningún dinosaurio con una esqueleto parecido al de un gorila. Y esto es sólo en lo que a física se refiere porque al igual que en el caso de la parasitación alienígena, existen importantes consideraciones biológicas a tener en cuenta en lo que a gigantismo se refiere.
Lo de Avatar es menos cuestionable por dos conceptos que ya hace rato manejan los ñoños: “evolución convergente” y “campos mórficos o morfogenéticos”, aunque también estoy de acuerdo con que decir que toda la flora y fauna del planeta Pandora era producto de un antiguo proyecto transgénico humano con especies originarias de la Tierra hubiese sido más plausible. Lo que me llama la atención es cuánta gente en los comentarios saca el argumento de “esto es sólo cine”, “esto no es real”. Uno se pregunta entonces para que tomarse la molestia en explicar nada si a la mayoría le da lo mismo, y buen resultado que le dio a Cloverfield.
Como sea, me quedo con estos dos comentarios en la lista de Cracked que ponen las cosas en perspectiva:
Compine: ¿Se dan cuenta ustedes que estás películas no son reales?
martininath: ¡Por supuesto que son reales! ¡Yo las he visto!
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