Julio Verne, un escritor amante de la ciencia y la ficción

Es uno de los padres de la ciencia ficción y sin duda, un maestro en el género de la anticipación, ya que casi todas sus ensoñaciones literarias, hoy son una realidad.

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Julio Verne

Jules Gabriel Verne, mejor conocido como Julio Verne, fue un escritor, poeta y dramaturgo francés, célebre por sus novelas de aventuras y su influencia en la literatura de ciencia ficción.

Nacido en la ciudad portuaria de Nantes, Verne estudió Derecho, pero muy joven torció ese camino para dedicarse a la literatura. En colaboración con el editor Pierre-Jules Hetzel, escribió una colección de libros que llamó: Viajes Extraordinarios. Dentro de esta serie, publicó varias novelas de aventura escrupulosamente documentadas, entre las que se incluyen Viaje al centro de la Tierra, Veinte mil leguas de viaje submarino y La vuelta al mundo en ochenta días.

Hoy es considerado uno de los escritores más importantes de Europa, gracias a la evidente influencia de sus libros en la literatura de ciencia ficción y anticipación, y desde 1979 es el segundo autor más traducido del mundo, después de Agatha Christie. Además es considerado, junto con H. G. Wells, el «padre de la ciencia ficción» y fue condecorado con la Legión de Honor por sus aportes a la educación y a la ciencia.

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Biografía

Infancia y juventud

Nació en el barrio Île Feydeau de Nantes, en Francia, el 8 de febrero de 1828. Fue el primogénito de Pierre Verne y de Sophie Allotte de la Fuÿe y tuvo 4 hermanos: Paul (1929), Anna (1837), Mathilde (1839) y Marie (1842). En 1839 ingresa en el colegio Saint-Stanislas donde demuestra su talento en geografía, griego, latín y canto.

Muchos biógrafos afirman que en 1839, a los once años, se escapó para ser grumete en el mercante Coralie, que viajaba a la India. Su idea era junyar dinero y comprar un collar de perlas para su prima Caroline (de quien estaba enamorado), pero su padre alcanzó el barco y lo bajó. Desde entonces empezó a escribir historias, pero realmente Julio Verne estaba interesado en la ciencia. Leía y coleccionaba artículos científicos con una curiosidad casi morbosa, pasión que duraría toda su vida.

En 1847 comenzó sus estudios de derecho en París y escribe una obra de teatro: Alejandro VI. En 1848 fue introducido por su tío Châteaubourg en los círculos literarios, donde conoció a los Dumas (padre e hijo) y en 1849 se recibe de abogado. Su padre quiso que se dedicara a las leyes, una tradición familiar de larga data, pero él no estaba de acuerdo y su padre, enfadado con él, dejó de financiarle. Debido a esto, Verne apenas tenía para comer, lo que le ocasionó trastornos digestivos, nerviosos y una parálisis facial. Además, sus pocos ahorros los gastó en libros y pasó largas horas en las bibliotecas de París.

En 1850, a los 22 años de edad, escribe la comedia Las pajas rotas, que logra estrenar en París gracias a Dumas, con modesto éxito. Al año siguiente publica dos relatos en la revista ilustrada El museo de las Familias: «Martín Paz» (fantasía inspirada en las pinturas de Ignacio Merino) y «Un drama en México» (cuento histórico inspirado por el viaje del naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt). Además escirbe varias obras teatrales, libretos para operetas y novelas cortas. Durante esta época trabaja como secretario del Teatro Nacional de París, gracias a una recomendación del gran Dumas.
En mayo de 1856 conoce a su futura esposa: Honorine Deviane Morel, viuda de Morel y madre de dos hijas (Valentine y Suzanne). Con la esperanza de encontrar la estabilidad emocional que necesita, se casa con ella el 10 de enero de 1857 y de paso, traiciona a su misógino grupo de amigos: Los once sin mujer. Sin embargo, en vez de ayudarle, el matrimonio le desespera y cada vez que se le presenta la oportunidad, escapa de sus deberes maritales.

En 1861 logra juntar suficiente dinero para viajar a Noruega e Islandia con su mujer, pero ella no puede ir por estar embarazada. A su regreso le recibe con su primer y único hijo: Michel Verne.

Adultez

Julio Verne es un escritor incansable y es en esta época cuando conoce Pierre-Jules Hetzel, dueño del Magasin d’Éducation et de Récréation, quien le publica en la primera entrega del folletín. Debido al éxito de esta obra, Hetzel le ofrece un contrato por veinte años a veinte mil francos anuales (una pequeña fortuna para la época). Desde entonces, Verne dedica todo su tiempo y energía a su pasión: escribir.

En 1863, a raíz del éxito de su tercera novela, viaja a Estados Unidos con su hermano Paul Verne y dos años después publica la historia de un viaje a la Luna en dos partes: De la Tierra a la Luna y Alrededor de la Luna. Existen varias coincidencias con el verdadero viaje a la Luna en 1968: en la nave viajan tres astronautas, Estados Unidos es el productor de la hazaña, despegan desde Florida, escapan de la gravedad terrestre a 11 k/s, demoran 150 horas para llegar a la Luna y no aterrizan, sino que orbitan la Luna y regresan a la Tierra. Después de esto, puedo decir con confianza que Julio Verne es un verdadero genio de la anticipación.

retrato-julio-verne-escritor-ñoñoJulio Verne tuvo tres barcos, el Saint Michel, el Saint Michel II y el Saint Michel III y con ellos realizó infinidad de viajes entre 1868 a 1886. Por ejemplo, en 1869 publica Veinte mil leguas de viaje submarino, donde menciona la Batalla de Rande y en 1878 quiso conocer en persona este lugar y a bordo de su yate Saint Michel III, puso rumbo a Vigo y durante su estancia acudió a la procesión de la Victoria y a las fiesta de la Reconquista. Tras visitar esta ciudad gallega, se dirigió a Lisboa. A su regreso, se muda a la ciudad de Amiens, pero sus viajes no terminarían ahí. Durante los años siguientes recorre Irlanda, Escocia, Inglaterra y Noruega, y navega por el Mar del Norte y el Báltico.

Sus últimos años

En 1887, tras la muerte de su madre y su editor, Pierre-Jules Hetzel, Julio comenzó a escribir obras más sombrías. En parte esto se debió a la muerte de ambos, pero el factor principal es que el hijo de Hetzel, que continuó con la empresa de su padre, no era tan riguroso en las correcciones. En 1888, Julio Verne ingresó a la política y fue elegido concejal de Amiens, labor que desarrolló durante quince años.

El 24 de marzo de 1905, enfermo de diabetes, Verne murió en su hogar, en el bulevar Longueville 44 (actualmente bulevar Julio Verne). Fue enterrado en el cementerio de La Madeleine, al noroeste de Amiens, en cuya tumba se representa a Julio Verne emergiendo del sepulcro, obra del escultor Albert Roze.

La serie Viajes extraordinarios continuó bajo la supervisión de su hijo y mantuvo su ritmo de dos volúmenes al año, pero posteriormente se descubrió que Michel Verne realizó extensos cambios en El secreto de Wilhelm Storitz y Los náufragos del Jonathan, y versiones completamente nuevas de El eterno Adán (1910) y La impresionante aventura de la misión Barsac (1919). Las novelas originales se publicaron recién a finales del siglo XX.

Los Viajes extraordinarios

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Su primera obra de ficción científica, ciencia ficción o anticipación, es también su primera novela, París en el siglo XX, y fue una de las pocas que no publicó en vida —se publicó recién en 1994—. La razón fue que Pierre-Jules Hetzel, su editor, rechazó el libro por su pesimismo, pues presagiaba una sociedad donde la gente vive obsesionada por el dinero. Advertencia: cualquier similitud con la realidad es pura genialidad del autor.

En 1863, Julio Verne publicó el primero de sus 60 Viajes extraordinarios: Cinco semanas en globo. Esta serie de libros duró casi 40 años e incluyó novelas como Viaje al centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna (1865), Los hijos del capitán Grant (1867), Veinte mil leguas de viaje submarino (1869), La isla misteriosa (1874), La vuelta al mundo en 80 días (1873), Miguel Strogoff (1876), La esfinge de los hielos (1897) y El soberbio Orinoco (1898), entre muchas otras obras.

Etapas de Los viajes extraordinarios

Los Viajes extraordinarios suelen dividirse en tres periodos o etapas: entre los años 1862 y 1880; desde 1880 hasta 1905, año en que fallece Jules Verne; y una tercera etapa: la etapa póstuma.

La primera etapa corresponde, aproximadamente, desde Cinco semanas en globo hasta Los quinientos millones de la Begún. La segunda dura hasta La invasión del mar y de la tercera y última, hasta La impresionante aventura de la misión Barsac.

La primera etapa se caracteriza por las tendencias socialistas y románticas de Verne. Sus personajes son auténticos exploradores y descubridores, científicos e ingenieros bonachones, carismáticos y solidarios. Las máquinas que aparecen en esta primera parte, no amenazan al hombre ni al medio ambiente y en este sentido, se parecen a las creaciones de Leonardo da Vinci, ya que imitan a la naturaleza. Estas creaciones literarias no producen valor ni entran en la dinámica capitalista, solo son artefactos que facilitan al hombre sus actividades. En resumen, estaetapa se caracteriza por ser un canto al progreso y la ciencia, todo en beneficio del hombre y la naturaleza.

En cambio, la segunda etapa presenta rasgos más pesimistas. En su obra se refleja la aparición de los imperios, la carrera colonialista europea, la fusión del capital industrial con el financiero y la aparición de los grandes monopolios empresariales. El científico es un personaje que forma parte del desarrollo industrial, y sus inventos y avances se usan para la guerra. Frente a todos estos cambios, su obra toma una postura individualista y libertaria.

La tercera etapa sigue esta tendencia ideológica, aumentada por la influencia de Michel Verne, quien edita y publica sus novelas después de su muerte. Solo en fechas recientes, los textos originales de Julio Verne han sido publicados.

Novelas (Viajes extraordinarios)

Ítem Año Título español Título original
1 1863 Cinco semanas en globo Cinq semaines en ballon
2 1864 Viaje al centro de la Tierra Voyage au centre de la Terre
3 1865 De la Tierra a la Luna De la Terre à la Lune
4 1866 Las aventuras del capitán Hatteras Voyages et aventures du capitaine Hatteras
5 1867 Los hijos del capitán Grant Les Enfants du capitaine Grant
6 1869 Veinte mil leguas de viaje submarino Vingt mille lieues sous les mers
7 1870 Alrededor de la Luna Autour de la Lune
8 1871 Una ciudad flotante Une ville flottante
9 1872 Aventuras de tres rusos y tres ingleses en el África austral Aventures de trois Russes et de trois Anglais dans l’Afrique australe
10 1873 La vuelta al mundo en 80 días Le Tour du Monde en quatre-vingts jours
11 1874 El país de las pieles Le Pays des fourrures
12 1874 La isla misteriosa L’Île mysterieuse
13 1875 El “Chancellor” Le Chancellor
14 1876 Miguel Strogoff, el correo del zar Michel Strogoff. De Moscou à Irkoutsk
15 1877 Las Indias negras Les Indes noires
16 1878 Héctor Servadac Hector Servadac
17 1878 Un capitán de quince años Un capitaine de quinze ans
18 1879 Las tribulaciones de un chino en China Les Tribulations d’un Chinois en Chine
19 1879 Los quinientos millones de la Begún Les Cinq Cents Millions de la Bégum
20 1880 La casa de vapor La Maison à vapeur
21 1880 La jangada La Jangada: 800 lieues sur l’Amazone
22 1882 El rayo verde Le Rayon vert
23 1882 Escuela de Robinsones L’École des Robinsons
24 1883 Kerabán el testarudo Kéraban-le-Têtu
25 1883 El archipiélago en llamas L’Archipel en feu
26 1884 La estrella del Sur L’Étoile du sud
27 1885 Matías Sandorf Mathias Sandorf
28 1886 Robur el conquistador Robur-le-Conquérant
29 1886 Un billete de lotería Un Billet de loterie
30 1887 Norte contra Sur Nord contre Sud
31 1887 El camino de Francia Le Chemin de France
32 1888 Dos años de vacaciones Deux Ans de vacances
33 1888 Familia sin nombre Famille-sans-nom
34 1889 El secreto de Maston Sans dessus dessous
35 1890 César Cascabel César Cascabel
36 1891 Mistress Branican Mistress Branican
37 1892 El castillo de los Cárpatos Le Château des Carpathes
38 1893 Claudio Bombarnac Claudius Bombarnac
39 1893 Aventuras de un niño irlandés P’tit-Bonhomme
40 1894 Maravillosas aventuras de Antifer Mirifiques Aventures de maître Antifer
41 1895 La isla de hélice L’Île à hélice
42 1896 Ante la bandera Face au drapeau
43 1896 Los Viajes de Clovis Dardentor Clovis Dardentor
44 1897 La esfinge de los hielos Le Sphinx des glaces
45 1898 El soberbio Orinoco Le Superbe Orénoque
46 1899 El testamento de un excéntrico Le Testament d’un excentrique
47 1900 Segunda patria Seconde patrie
48 1901 El pueblo aéreo Le Village aérien
49 1901 Las historias de Jean-Marie Cabidulin Les Histoires de Jean-Marie Cabidoulin
50 1902 Los hermanos Kip Les Frères Kip
51 1903 Los piratas del Halifax (Bolsas de viaje) Bourses de voyage
52 1904 Un drama en Livonia Un Drame en Livonie
53 1904 Dueño del mundo Maître du Monde
54 1905 La invasión del mar L’Invasión de la mer

Novelas modificadas por Michel Verne

Ítem Año Título español Título original
55 1905 El faro del fin del mundo Le Phare du bout du monde
56 1906 El volcán de oro Le Volcan d’or
57 1907 La agencia Thompson y Cía. L’Agence Thompson and Co.
58 1908 La caza del meteoro La Chasse au météore
59 1908 El piloto del Danubio Le pilote du Danube
60 1909 Los náufragos del Jonathan Les Naufragés du ‘Jonathan’
61 1910 El secreto de Wilhelm Storitz Le Secret de Wilhelm Storitz
62 1919 La impresionante aventura de la misión Barsac L’Étonnante aventure de la mission Barsac

Novelas póstumas

Año Título español Título original
1988 El bello Danubio amarillo Le beau Danube jaune
1989 Viaje maldito por Inglaterra y Escocia Voyage à reculons en Angleterre et en Écosse
1991 El tío Robinson L’Oncle Robinson
1991 Un cura en 1839 Un Prêtre en 1839
1994 París en el siglo XX Paris au XXe siècle
1998 El secreto de Wilhelm Storitz (versión original) Le Secret de Wilhelm Storitz
1998 El faro del fin del mundo (versión original) En Magallanie (Au bout du monde)
1998 El volcán de oro (versión original) Le Volcán d’or (Le Klondyke)

Obra

Fue precursor de la ciencia ficción y de la novela de aventuras, además de un estudioso de la ciencia y la tecnología de su época, lo que unido a su gran imaginación, le permitió adelantarse a su tiempo y predecir la invención, entre otras cosas, de los submarinos (el «Nautilus» del capitán Nemo, de su famosa Veinte mil leguas de viaje submarino), el helicóptero (un yate que en la punta de sus mástiles tiene hélices que lo sostienen en el aire, en Robur el conquistador) y los viajes espaciales (De la Tierra a la Luna).

Sus personajes siempre fueron héroes, hombres buenos en la escala social, pero su visión del mundo evolucionó al igual que la sociedad de su época. En sus inicios, Julio Verne, hijo de un abogado católico y con una educación acorde, escribe en defensa del status quo, postura que con el tiempo dará paso a concepciones radicalmente opuestas, gracias a su cercanía con círculos socialistas y anarquistas.

Además de sus novelas y sus obras de teatro, realizó veinte relatos cortos.

Clasificación de su obra

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Las obras de Julio Verne suelen dividirse en tres partes: Descubrimiento, Madurez y Desencanto.

Descubrimiento

La pluma de Jules Verne presenta rasgos de innovación, con ideas frescas y héroes progresistas que sueñan con nuevos mundos y llegar a donde nadie ha llegado (Star Trek), desde los polos en Las aventuras del capitán Hatteras, el centro de la Tierra (Viaje al centro de la tierra) e incluso hasta la Luna (De la Tierra a la Luna).

Madurez

Su escritura mejora y crea personajes más humanos y complejos (Strogoff, Sinclair, Fogg), pero en esta etapa también sus pensamientos evolucionan y seguramente por presión de sus editores, recicla o retoma ideas anteriores (El país de las pieles) u obras no del todo propias (Los quinientos millones de la begún).

Desencanto

Los problemas en su vida personal (mal matrimonio, la enfermedad de su sobrino, la mala relación con su hijo), la derrota de Francia en la Guerra franco-prusiana y el imperialismo francés, llevan a Julio Verne a escribir relatos sombríos, donde el ser humano que progresaría gracias la ciencia da paso a personajes consumidos por la tecnología y el capitalismo, como El eterno Adán, La impresionante aventura de la misión Barsac o Los náufragos del Jonathan.

Anticipaciones

Aunque muchos lo consideran como el padre de la ciencia ficción, realmente Julio Verne quería escribir literatura científica y así acercar los nuevos descubiertos a la juventud; sin embargo, su pasión por la ciencia y la literatura lo llevaron a anticipar muchos de los inventos que posteriormente asombrarían al mundo. Estos son algunos ejemplos:

  • Ante la bandera, Los quinientos millones de la Begún: armas de destrucción masiva.
  • Robur el Conquistador: helicóptero.
  • De la Tierra a la Luna, Alrededor de la Luna: naves espaciales.
  • Una ciudad flotante: grandes transatlánticos, muñecas parlantes.
  • París en el siglo XX: internet, motores de explosión.
  • 20.000 leguas de viaje submarino, La isla misteriosa: submarino, motores eléctricos.
  • La isla misteriosa: ascensor.

También se reconoce su visión para anticipar futuros descubrimientos y eventos históricos, como por ejemplo:

  • El descubrimiento de las fuentes del Nilo (Cinco semanas en globo).
  • La conquista de los polos (Las aventuras del capitán Hatteras, La esfinge de los hielos, 20.000 leguas de viaje submarino).
  • Gobiernos totalitarios (Los quinientos millones de la Begún).
  • Viaje a la Luna (De la Tierra a la Luna, Alrededor de la Luna).

Adaptaciones al cine

afiche-pelicula-de-la-tierra-a-la-lunaMuchas de las novelas de Julio Verne han sido llevadas al cine, con un total de 95 películas, eso sin contar las series de televisión. La obra más veces adaptada ha sido Miguel Strogoff (16 veces), seguida de Veinte mil leguas de viaje submarino (9 veces) y Viaje al centro de la Tierra (6 veces).

Principales películas

  1. Viaje a la luna (1902), dirigida por Georges Méliès.
  2. La isla misteriosa (1951), dirigida por Spencer Gordon Benet y protagonizada por Richard Crane.
  3. 20.000 leguas de viaje submarino (1954), dirigida por Richard Fleischer; con Kirk Douglas en el papel de Ned y James Mason como el capitán Nemo.
  4. Miguel Strogoff (1956), dirigida por Carmine Gallone; con Curd Jurgens como Miguel Strogoff.
  5. La vuelta al mundo en 80 días (1956), dirigida por Michael Anderson; con David Niven como Phileas Fogg y Cantinflas como Picaporte.
  6. De la Tierra a la Luna (1958), dirigida por Byron Haskin; con Joseph Cotten, Debra Paget y George Sanders.
  7. Viaje al centro de la Tierra (1959), dirigida por Henry Levin y protagonizada por James Mason.
  8. Dueño del mundo (1961), dirigida por William Witney y protagonizada por Vincent Price.
  9. La isla misteriosa (1961), dirigida por Cy Endfield; con Michael Craig como protagonista.
  10. Los hijos del capitán Grant (1962), dirigida por Robert Stevenson; con Maurice Chevalier, George Sanders y Hayley Mills como protagonistas.
  11. Cinco semanas en globo (1962), dirigida por Irwin Allen con Red Buttons.
  12. La luz del fin del mundo (1971), dirigida por Kevin Billington; con Kirk Douglas, Yul Brynner y Fernando Rey.
  13. 20.000 leguas de viaje submarino (1997), dirigida por Rod Hardy; con Michael Caine, Bryan Brown, Patrick Dempsey y Mía Sara.
  14. La vuelta al mundo en 80 días (2004), dirigida por Frank Coraci, producida por Disney y con Jackie Chan.
  15. La isla misteriosa de Julio Verne (2005), dirigida por Russell Mulcahy e interpretada por Kyle MacLachlan, Patrick Stewart y Gabrielle Anwar.
  16. Viaje al Centro de la Tierra (2008), dirigida por Eric Brevig e interpretada por Brendan Fraser, Josh Hutcherson y Anita Briem.
  17. La isla misteriosa (2012), dirigida por Brad Peyton; con Dwayne Johnson, Josh Hutcherson, Luis Guzmán y Vanessa Hudgens.

Quedan muchas más adaptaciones, tanto para el cine com la televisión, y no contamos las adaptaciones para el teatro, animaciones, fenArt y mucho, mucho más…

Reseñas de algunas de sus novelas

por Tomás Rivera

La isla misteriosa

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Título: La isla misteriosa (L’Île mystérieuse). Autor: Julio Verne. Año de publicación: 1874. Género literario: Aventura, Ciencia Ficción.

La isla misteriosa se publicó originalmente por entregas en la revista Magasin d’Education et de Récréation, como el grueso de las obras de Verne. Después se recopiló en un único volumen publicado en 1875. Es considerada por muchos la obra cumbre del autor y su novela más lograda. La novela destaca, entre otras cosas, por estar conectada con otras célebres historias de Julio Verne, retomando personajes, acontecimientos y líneas argumentales de dos novelas anteriores. Por ello es difícil reseñarla sin revelar el gran secreto que oculta y arruinar la agradable (y mayúscula) sorpresa que guarda su desenlace.

La isla misteriosa se divide en tres partes de longitud similar, que en total suman sesenta y dos capítulos. Está narrada en tercera persona, por un narrador externo y omnisciente. Su esquema es el clásico: introducción, nudo y desenlace, y cumple con la particular fórmula narrativa del folletín: dejar la acción en suspenso al final de cada capítulo, para mantener al lector en ascuas, esperando por la continuación en la siguiente entrega. El argumento muestra tanto la pasión de Verne por los avances científicos y tecnológicos como su admiración por el pueblo estadounidense, en ese entonces símbolo del progreso, la iniciativa y la audacia.

Todo comienza en 1865, en plena Guerra de Secesión. En Richmond, Virginia, capital de la Confederación, se hallan presos cinco federales que llevan a cabo una audaz evasión, robando un globo aerostático. Pero son sorprendidos por un fuerte vendaval, que arrastra su globo hasta una remota isla del Pacífico. Allí, el grupo protagonista, al que cada miembro aporta un talento particular, va haciéndose con el dominio de la isla y de los recursos naturales para garantizar su supervivencia. En su aventura no estarán solos, pues un misterioso benefactor les proporcionará ayuda ante las dificultades que se les presentan durante los casi cuatro años que dura su estancia en la isla. Isla que es en verdad misteriosa, pues no figura en mapas ni cartas de navegación y además concentra especies vegetales y animales de muy distintas latitudes. Los canguros y koalas australianos conviven con los orangutanes de Borneo, con focas y con los muflones u onagros europeos, y los eucaliptos con los dragos canarios, las piceas y cuanto especimen se nos ocurra.

En este escenario, Verne desarrolla una clásica “novela de naufragio”, introduciendo una salvedad que manifiesta expresamente en el texto. A diferencia de novelas previas como “Robinson Crusoe” o “La isla del coral”, la supervivencia de sus náufragos no se producirá gracias a la Providencia divina o al destino, sino a una aplicación sistemática y racional de los conocimientos científico-técnicos del mundo civilizado.

Los protagonistas son ciudadanos estadounidenses voluntariosos, decididos, tenaces y emprendedores:

  • Ciro Smith (en el original, Cyrus Smith): ingeniero y líder natural del grupo. Posee amplios conocimientos de física, química, metalúrgica y artes aplicadas. Puede planificar y construir casi cualquier cosa.
  • Gideon Spilett: periodista y soldado, posee una gran habilidad para el dibujo y es un excelente tirador.
  • Pencroff: marino sobresaliente y trabajador infatigable. Habilidades para la construcción naval.
  • Harbert: el más joven del grupo, con gran capacidad de aprendizaje y con un conocimiento enciclopédico de zoología y botánica.
  • Nab: de raza negra, es un antiguo esclavo manumitido por Ciro Smith, que ha decidido permanecer con él como criado. De acuerdo a la mentalidad de la época, Julio Verne lo describe como “ágil, hábil, inteligente, dulce y tranquilo, a veces sencillo, siempre sonriente, servicial y bueno.”

El grupo, junto con el perro Top y un orangután llamado Jup que se incorporan al grupo durante la novela, se complementan a la perfección y gracias a su ánimo e iniciativa, no hay nada que se les resista. Las tareas se reparten de acuerdo a sus aptitudes y de nuevo se refleja la mentalidad decimonónica, que no debemos acharcarle a Verne por ser la propia de entonces, en que al bueno de Nab le toca la cocina, limpieza e intendencia “en su calidad de negro”. Incluso es el que hace mejores migas con maese Jup, que una vez adiestrado realiza tareas análogas a las suyas.

El racismo no es el único rasgo decimonónico. Hay dos ideas evidentes: que la Naturaleza está al servicio del hombre, que el Universo y sus leyes naturales han sido creados por Dios, y toda la Creación está al servicio del Hombre. Hablando, por ejemplo, de la ley de gravitación universal, leemos: “Entonces, nada puede hacerse, y los hombres, Pencroff, por sabios que sean, jamás podrán cambiar nada en el orden cosmográfico establecido por Dios mismo.”

Por la misma razón, el Universo (o la Creación) según esta obra, es finalista. Todo ocurre por una causa y con una finalidad centrada en el Hombre. Por ejemplo, nuevos continentes formados por infusorios en el hemisferio austral para, en un futuro, albergar al ser humano, pues la Naturaleza existe por y para el Hombre, su dueño y señor. De hecho, nombran a la Isla y a todos sus accidentes geográficos, muchos tomados de personalidades y de la geografía estadounidenses: Isla Lincoln, monte Franklin, bahía de la Unión, bosques del Far-West… desde el Libro del Génesis, el Hombre toma posesión del mundo al darle nombre a las cosas.

Esta visión cristiana de la Naturaleza propicia que los náufragos, que se autodenominan colonos, realicen el periplo habitual de las novelas de naufragios, que resume la evolución de las sociedades humanas desde la Prehistoria hasta la Era Moderna, pero llevada hasta el extremo. Veamos: en las novelas de naufragios y supervivencia, el/los protagonistas comienzan siendo nómadas primitivos, que sobreviven recolectando fruta y malviviendo en refugios precarios, y poco a poco van dominando su entorno, logrando hacer fuego a voluntad, cultivar la tierra, cazar animales primero y domesticarlos después, construir una vivienda sólida y acogedora, imponerse a los animales salvajes y fabricar utensilios cada vez más sofisticados y perfectos.

En “La isla misteriosa” Julio Verne lleva esta evolución a lo sublime. Gracias a los conocimientos científicos y a las habilidades técnicas de los portagonistas, practican la minería, la metalurgia, la cerámica y la alfarería, que llevan a cabo en hornos refractarios. Construyen herramientas de hierro y fabrican explosivos. Elaboran todo tipo de productos químicos, incluso nitroglicerina, piroxilo y hasta ácido sulfúrico. Domestican animales, crean una dehesa y la protegen con puentes levadizos, transportan cargas pesadas con animales de tiro y trabajan la tierra. Muelen trigo, cocinan pan y tienen una dieta rica y variada. Fabrican lámparas de aceite y disponen de luz a voluntad. Construyen una casa en una cueva natural, con habitaciones, ventanas y un ascensor para subir a ella. Arman una embarcación en la que visitan el vecino islote Tabor y salvan la vida de Ayrton, un náufrago que se unirá al grupo. Gracias a su dominio de la química, toman fotografías y las revelan. Fabrican un telégrafo. Y si llega a existir Internet en la época, seguro que montan un hotspot.

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Aún con toda su inventiva y buena disposición, los colonos no llegarían al final de la historia tan ufanamente de no ser por un misterioso benefactor que, a lo largo de la novela y siempre desde la sombra, les ayuda en los momentos más delicados, ya sea salvando su vida o poniendo a su alcance objetos útiles que ellos no pueden procurarse, como armas de fuego o medicamentos. Creo que es la novela (que yo haya leído) en la que más veces se emplea el recurso del Deus ex machina, y es algo que va en relación a lo que ya comentamos sobre la reaparición de un célebre personaje de una novela anterior de Julio Verne.

En lo literario, “La isla misteriosa” es toda una historia de aventuras clásica, con sus toques de fantasía y al modo de su época, de Ciencia Ficción. Julio Verne manifestó que era una “novela de química”, y lo cierto es que esa ciencia juega un papel central en la trama, pues la mayor parte de las comodidades de los colonos procederán de su dominio de la misma. Pero es también una historia de suspenso, con emocionantes escenas, como el sufrido viaje inicial en globo, los combates contra los piratas, o un final en el que incluso llegas a sufrir por el destino de los protagonistas; y una historia que maravilla con los logros de los colonos, que Verne nacionaliza estadounidenses por ser el país que por entonces simbolizaba la modernidad y el progreso, y porque como ciudadanos de la Unión, representan para el autor la lucha por la libertad, la justicia y un ideal noble: el fin de la esclavitud.

No podemos pasar por alto el cáracter eminentemente masculino de la novela, algo extensible a la obra de Verne en conjunto. Todos los actores de la historia son hombres, solteros y sin compromiso. El autor no introduce tensiones psicológicas ni conflictos entre ellos como motor de la trama: todo transcurre con una placidez y armonía casi celestial. Los personajes importan en cuanto artífices, ingenieros o constructores, no en cuanto a personas con sentimientos y pulsiones, por ello la introspección psicológica de Julio Verne no es demasiado profunda, caracterizando a cada uno con dos o tres rasgos de personalidad en los que no faltan la determinación, la valentía y un acusado nacionalismo (de acuerdo a su época, pues el XIX fue el siglo de los nacionalismos).

En resumen, La isla misteriosa es una novela divertida y emocionante, en la que encontraremos una mentalidad que hoy nos resulta chocante en muchas cosas, pero que no resta ni un poco del entretenimiento que ofrece el texto y destaca el rigor y la meticulosidad de Julio Verne en las cuestiones científicas (como las propiedades químicas de los minerales y las formas de elaborar productos a partir de ellos) con otras más permisivas, como la fauna y la flora ecuménicas de la Isla Lincoln, o que el francés no entienda el equilibrio ecológico y el papel de los depredadores, que los colonos exterminan sin que afecte al ecosistema de la isla. Es que eran otros tiempos.

Como antes se menciona, son dos las novelas con las que Julio Verne interrelaciona “La isla misteriosa”: la primera es “Los hijos del Capitán Grant” y la segunda es “20.000 leguas de viaje submarino“. Como se conectan estas tres historias será algo que el lector deberá descubrir.

20.000 leguas de viaje submarino

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Título: 20.000 leguas de viaje submarino (Vingt mille lieues sous les mers). Autor: Julio Verne. Año de publicación: 1869. Género literario: ciencia ficción y anticipación.

Resumen

En 1867, el mundo está conmocionado por la aparición de un gigantesco monstruo marino desconocido hasta la fecha, que compromete la seguridad del tráfico marítimo y con ello, el comercio y la economía internacional. Diversas armadas, como la estadounidense, se aprestan a dar caza al monstruo. El profesor Pierre Aronnax, del Museo Nacional francés, su sirviente Conseil y el arponero canadiense Ned Land, se embarcan en una cacería, en la que su barco es dañado por el monstruo, momento en el que caen por la borda. Para su sorpresa, descubren que el supuesto monstruo es en realidad un navío capaz de sumergirse en los océanos y viajar por los entornos submarinos. Al mando de este prodigio de la ingeniería se halla el Capitán Nemo, un misterioso hombre que ha roto los vínculos con el mundo terrestre y que no responde ante más autoridad ni ley que las propias.

Reseña

20.000 leguas de viaje submarino se publicó por entregas, en dos partes, en la revista Magasin d’Éducation et de Récréation, plataforma en la que el autor presentaba habitualmente sus obras. La primera parte se publicó en 1869 y la segunda en 1870. Se englobaba en la serie Viajes Extraordinarios. Pero una curiosidad: la primera edición completa en ver la luz fue la española, no la francesa, pues en nuestro país se publicó el texto íntegro en 1869. El motivo fue, tal vez, la estrecha amistad que mantenían el editor francés Pierre-Jules Hetzel con el traductor español Vicente Guimerá.

La narración se desarrolla en primera persona, de manera retrospectiva, por un narrador no omnisciente y participante. El texto se presenta como una novela escrita por el protagonista, el profesor Pierre Aronnax y que es expuesta a la opinión pública, pese a que su autor (el profesor, se entiende), pone en duda que alguien crea los hechos que relata, por lo irreales y fantasiosos que le parecerán a los lectores.

En resumen, la novela cuenta cómo Pierre Aronnax, profesor de ciencias naturales, una eminencia en biología marina y autor de un libro de referencia sobre el tema; su criado Conseil y el arponero quebequense Ned Land, son invitados a embarcar en el Abraham Lincoln, una fragata de la armada estadounidense que intenta dar caza a un misterioso monstruo marino que está atacando barcos a lo ancho del globo, y que se mueve a una velocidad imposible, pues es visto en lugares muy lejanos entre sí en cortos períodos de tiempo. Cuando se produce el encuentro, el monstruo burla a la fragata con facilidad, y la ataca embistiéndola. Aronnax cae al mar, Conseil se arroja en pos de él, y Ned Land desaparece. Los tres se encontrarán sobre el monstruo, que resulta ser una invención humana. Allí conocen a su creador y gobernante, un enigmático hombre que se hace llamar Capitán Nemo, que los recluye en el Nautilus en un viaje de varios meses de duración, en el que recorren todo el globo terráqueo y viven aventuras increíbles, como conquistar el Polo Sur, cazar en bosques submarinos o luchar contra pulpos gigantes, y asisten a maravillas como tesoros sumergidos de valor incalculable, barcos naufragados, túneles secretos y hasta continentes perdidos.

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El modo de narrar de Julio Verne, en voz de Pierre Aronnax, tiene varias peculiaridades. Alterna pasajes emocionantes y descripciones que muestran las sensaciones del protagonista y su fascinación ante los prodigios que contempla, con otros de gran aridez, con un corte muy científico. Me explico: Aronnax es un hombre apasionado, pero es un científico, y su pasión se traduce en larguísimas enumeraciones de especies marinas, en clasificaciones minuciosas de animales y plantas (especie tal, orden cual, rama de esto, familia de lo otro) y descripciones que emplean tecnicismos y lenguaje muy formal. Tiene un cierto carácter divulgativo, como una clase de Ciencias Naturales en el cole. Es decir, el autor no siempre consigue contagiarnos con el entusiasmo de su protagonista, y algunos párrafos los leí “desconectando” un poco. ¿Recordáis lo que os comenté arriba sobre las versiones reducidas y simplificadas de las obras de Verne? Pues eliminaban este tipo de cosas. Por ejemplo, hablando sobre un pez: “En el octogesimonono género de la clasificación ictiológica de Lacepède, dentro de la segunda subclase de los óseos, caracterizados por un opérculo y una membrana branquial, figura la escorpena, en la que pude observar su cabeza armada de fuertes púas y su única aleta dorsal. Los escorpénidos están revestidos o privados de pequeñas escamas, según el subgénero al que pertenezcan. Al segundo subgénero correspondían los ejemplares de didáctilos […].” O cuando Aronnax se pregunta de dónde obtiene el Nautilus el oxígeno: “¿Obtendría el aire por procedimientos químicos, mediante la liberación por el calor del oxígeno contenido en el clorato de potasa y la absorción del ácido carbónico por la potasa cáustica?”. Incuso Aronnax se indigna si alguien “se pierde en clase”: “Si después de esta explicación de nomenclatura, un entendimiento rebelde confundiera al argonauta, que es acetabulífero, es decir, portador de ventosas, con el nautdo, que es tentaculífero, es decir, portador de tentáculos, no tendría perdón.” Pues yo no tengo perdón xD.

Así pues, Julio Verne se convierte, sin pretenderlo, en el padre de la Ciencia-Ficción dura, y se observa un rigor y un trabajo de documentación monumentales por su parte, no solo en cuanto a cuestiones de biología, física y química, sino que también se nota que estaba al día en un tema que le apasionaba: los avances en la investigación, y a lo largo de la novela cita el nombre de numerosas expediciones científicas y de los logros de las mismas, como medir la profundidad y la temperatura marinas, descubrir regiones inexploradas, etc. Recordemos que era otra época y estas novelas eran también un forma de contribuir a la divulgación científica.

“20.000 leguas de viaje submarino” tiene otro detalle que puede entorpecer un poco su lectura, y que ya comienza en su propio título: el uso de unidades de medida obsoletas hoy día, como la legua (fijada aquí en 5500 m) o la toesa (1949 cm.), otras del sistema británico como el pie o la pulgada, alternadas con el sistema métrico decimal (emplea mucho el decímetro) y otros propios de la náutica, como el nudo (1852 m/h), la milla náutica (1852 m), la braza o el cable. Tal vez por eso, el autor comete errores de medida a menudo, que el editor de la versión que yo leí se encarga amablemente de señalar, y que a mí se me pasan por alto, la verdad. Hay errores de otro tipo, el más llamativo quizá sea la continua confusión entre calamares y pulpos durante una de las escenas más famosas del libro.

Solo hay una cosa que no le perdono a Monsieur Verne, y que se le despistó también a ese listillo de editor: “Algunos minutos después, vimos el cadáver del tiburón flotando sobre el agua.” ¿Cómo? ¡¡¡Noooooo!!! ¡¡¡Maaaaal!! Todos los gordos friquis asociales devoradores de documentales sobre tiburones, como yo Todo el mundo sabe que los tiburones carecen de vejiga natatoria, por lo que sus cadáveres no flotan, sino que se hunden como el plomo.

Un clásico de la literatura universal

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Después de todo esto, seguramente diréis: “si 20.000 leguas de viaje submarino tiene pasajes tan áridos, si a veces no conecta con el lector, si la pasión del protagonista por los aspectos más científicos del medio marino no se contagia, si su lectura es algo confusa por el lenguaje empleado y además tiene errores de bulto ¿Qué demonios la hace tan especial? ¿Por qué es una obra imprescindible de la literatura?”. Pues ahora viene lo bueno…

Primero. Como es habitual en las obras de Verne, maestro de la Anticipación, vaticina una serie de avances tecnológicos que después se harían realidad y que eran inconcebibles en su época. A saber: un submarino capaz de moverse a gran velocidad y de cubrir enormes distancias, de sumergirse a grandes profundidades y de albergar una tripulación numerosa; el uso del submarino como arma de guerra; la energía eléctrica usada como medio de propulsión, como arma y como iluminación (en esa época, las lámparas eran de gas o aceite); la escafandra autónoma; la conquista del Polo Sur, que entonces aún no se había logrado pese a los sucesivos intentos; y el uso de las algas para consumo humano.

Segundo. Julio Verne aporta a la literatura un personaje inmortal: el Capitán Nemo. Porque el protagonista es Pierre Aronnax, pero el verdadero primer actor de 20.000 leguas de viaje submarino es Nemo. Si de Aronnax solo sabemos que tiene cuarenta años, de Nemo contamos con una exhaustiva descripción física y psicológica por parte del autor: “Reconocí sin vacilación sus cualidades dominantes: la confianza en sí mismo, manifestada en la noble elevación de su cabeza sobre el arco formado por la línea de sus hombros y en la mirada llena de fría seguridad que emitían sus ojos negros; la serenidad, pues la palidez de su piel denunciaba la tranquilidad de su sangre; la energía, demostrada por la rápida contracción de sus músculos superciliares, y, por último, el valor, que cabía deducir de su poderosa respiración como signo de una gran expansión vital. Debo añadir que era un hombre orgulloso, que su mirada firme y tranquila parecía reflejar una gran elevación de pensamientos […] Era de elevada estatura; su frente era ancha; recta la nariz; la boca, netamente dibujada; la dentadura, magnífica, y sus manos eran finas y alargadas […]  Aquel hombre constituía ciertamente el tipo más admirable que me había encontrado en toda mi vida. Detalle particular: sus ojos, un tanto excesivamente separados entre sí, podían abarcar simultáneamente casi la cuarta parte del horizonte. […]”.

Nemo, en latín, significa “Nadie”, y esa es la idea que transmite el autor sobre el personaje. El capitán Nemo es una incógnita, nada es lo que se sabe de sus orígenes y poco se sabe al final de la novela. Ignoramos su nacionalidad, su ocupación antes de romper con el mundo de la superficie, su pasado y sus filiaciones. Ni el idioma lo delata, pues él y su tripulación se comunican en un lenguaje artificial creado por él y desconocido para el trío de aventureros. Es un hombre muy culto, habla varios idiomas, como el francés que comparten Aronnax, Conseil y Ned Land (de Quebec). Toca el órgano, tiene amplios conocimientos en muchos campos del saber y atesora una colección impresionante de arte, libros (entre ellos, el de Aronnax) y especies marinas. A lo largo del libro iremos descubriendo que es un hombre atormentado y que padeció injusticias en su vida anterior, y que pese a haber roto con el mundo de los hombres, es anti-imperialista y colabora con movimientos independentistas y con pueblos que luchan por su libertad, como la guerrilla cretense contra el Imperio Otomano.

Nemo obtiene sus inagotables riquezas del mar, pues conoce todos los pecios que albergan tesoros y de ellos recupera colosales cantidades de oro y plata, así como cultiva perlas de proporciones ciclópeas. Esto nos acerca a un tema apasionante, incluye pequeñas lecciones de historia y ofrece unas descripciones muy hermosas de dichos restos de naufragios, que nada tienen que ver con las tediosas descripciones “científicas” arriba citadas.

Tercero. Su creación, el Nautilus, es fascinante, y me imagino cómo debió despertar la imaginación de los lectores de aquella época la idea de una embarcación submarina en la que recorrer el planeta sin ser visto y a una velocidad de vértigo. Con la descripción del Nautilus y del prodigio de la ingeniería que suponen sus muchos avances tecnológicos (su chapa blindada, sus ventanales de cristal irrompible, su resistencia a la presión atmosférica, sus ingeniosos sistemas de propulsión e iluminación, entre otros) son un ejercicio de Ciencia-Ficción dura magistral. Cuántos niños habrán fantaseado con viajar a bordo del Nautilus 🙂

Cuarto. Es todo un libro de viajes y transcurre por todo el ancho de nuestro planeta, navega por todos sus océanos, y acerca al público de su época a mundos que les estaban vedados. Además, Julio Verne se permite licencias como un posible túnel submarino entre el Mar Rojo y el Mediterráneo (se cita que el Canal de Suez está en construcción), una base secreta dentro de un volcán inactivo y visitan a la mismísima Atlántida.

Quinto. Pese a los errores antes mencionados, Julio Verne hace gala de una minuciosidad y un rigor muy notorios, lo que transmite sensación de plausibilidad y credibilidad. Vamos, que terminas creyéndote que la historia ocurre en realidad y te convence hasta de lo más fantástico, como que la Atlántida existió.

Sexto. Toda la frialdad de los largos párrafos “técnicos” se ve compensada por pasajes emotivos y que sí nos contagian la fascinación de los protagonistas, cuando el autor se vuelve más literario y relata visiones de lugares como el mar Mediterráneo: “El Mediterráneo, el mar azul por excelencia, el «gran mar» de los hebreos, el «mar» de los griegos, el mare nostrum de los romanos; bordeado de naranjos, de áloes, de cactos, de pinos marítimos; embalsamado por el perfume de los mirtos; rodeado de montañas; saturado de un aire puro y transparente, pero incesantemente agitado por los fuegos telúricos, es un verdadero campo de batalla en el que Neptuno y Plutón se disputan todavía el imperio del mundo. En él, en sus aguas y en sus orillas, dijo Michelet, el hombre se revigoriza en uno de los más poderosos climas de la Tierra.”

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Infografía del viaje realizado en la novela “La vuelta al mundo en 80 días”, de Julio Verne.

Conclusión

Aunque hay detalles que hoy nos chirrian un poco, como que Aronnax y los otros personajes den por supuesto e inevitable que muchas especies desaparezcan por la acción humana; la ausencia total de mujeres en la novela (algo común en Julio Verne, por otra parte), su tono algo reaccionario o el racismo evidente de los protagonistas. Pero recordad que no debemos juzgar estas cosas con nuestra actual escala de valores, tan diferente a la que entonces era normal. Quedémonos en cambio con su contribución a la Ciencia-Ficción y en particular al Steampunk, y con el tributo del autor a su idolatrado Poe: “Me sentía llevado a ese dominio de lo fantasmagórico en el que con tanta facilidad se movía la imaginación sobreexcitada de Edgar Poe. A cada instante, esperaba verme, como el fabuloso Gordon Pym, ante «esa figura humana velada, de proporciones mucho más grandes que las de ningún habitante de la tierra, situada tras esa catarata que defiende las inmediaciones del Polo».”

Para concluir, solo comentar que resulta una lectura recomendable para todo tipo de público, pues contiene elementos tanto de la Ciencia-Ficción como de la novela de aventuras más clásica, aderezado con localizaciones exóticas y un personaje maravilloso como el Capitán Nemo. Sin duda una novela que merece la pena conocer, y que se disfruta hoy día con la misma ilusión que hace casi siglo y medio.

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Por cierto, un Nautilus es, como Conseil diría: “un cefalópodo, clase de los moluscos, subclase de los nautiloidea, orden de los nautilida, familia de los nautilidae, género de los nautilus“.

La esfinge de los hielos

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Título: La esfinge de los hielos (“Le sphinx des glaces“). Autor: Julio Verne. Año de publicación: 1897. Género literario: aventuras, ciencia ficción.

Resumen

Once años han pasado desde que Arthur Gordon Pym y la expedición de la que formaba parte, desapareciesen sin dejar rastro entre las eternas nieblas del Polo Sur. Ahora el geólogo Joerling, acompañado por Len Guy, hermano del capitán de la Jane, tienen la oportunidad de desvelar los misterios del continente antártico y quién sabe, quizá descubrir el paradero de quienes les precedieron.

Reseña

La esfinge de los hielos es una de las últimas obras de Julio Verne (falleció ocho años después) y se publicó por entregas en Magasin d’Éducation et de Récréation, y más tarde, recopilada como libro. Verne se la dedica a la memoria de Edgar Allan Poe por una parte, y a sus amigos de América por otra; y como veremos, la figura del inmortal estadounidense está presente en cada línea de esta historia, por ejemplo, en esta frase: “Y si cito a nuestro gran autor americano, es porque, aunque yo sea hombre de espíritu muy práctico, de carácter muy serio, y de natural poco propenso a lo fantástico, no por eso admiro menos a este genial poeta de las extravagancias humanas.“.

Todo comienza en las islas Kerguelen, en el extremo más meridional del Océano Índico. Allí, el geólogo estadounidense Joerling, que narra la historia en primera persona y en retrospectiva, a modo de diario, coincide por azar con el capitán británico Len Guy, que tiene a su mando la goleta Halbrane. Este le revela que es el hermano de William Guy, el desaparecido capitán de la goleta Jane, la misma en la que Arthur Gordon Pym se adentró en el polo once años antes. Así pues Joerling, que tenía la narración de Pym como obra de ficción, cobra conciencia de que se halla ante una historia real, y se propone embarcarse en la Halbrane y ayudar a Len Guy en la búsqueda de su hermano, esperando de paso hallar a su compatriota Pym.

Lo primero a tener en cuenta para valorar esta “La esfinge de los hielos” es la devoción y el respeto reverencial que Verne muestra por Poe, al que dedica los más elevados epítetos (el mayor escritor de América, la imaginación más poderosa, el más grande poeta del Nuevo Mundo…) y cuya narración sirve de guía para la que ahora vemos. El capítulo V, titulado”La Novela de Poe”, es un resumen del libro original, en el que incluso menciona detalles curiosos y posibles fallos (como el que cité en la reseña anterior, la fortuita y no explicada desaparición del fiel perro de Pym, Tigre) por lo cual, si tenéis previsto leeros la original, hacedlo antes de leer la secuela, porque Julio Verne la destripará entera, y sin spoiler alert.

Verne retoma personajes y emplazamientos de la historia original, aunque les proporciona, como es natural, su propio estilo. Así, “La esfinge de los hielos” es mucho menos oscura y sobrecogedora que “Las aventuras de Arthur Gordon Pym”, y el ambiente de horror permanente deja paso a una narración de “literatura científica”, que es como Verne gustaba de llamar a su obra, pero que podemos ubicar cómodamente dentro de la Ciencia-Ficción (término no acuñado aún en su época), por su metódica y detallada relación de la ruta que la Halbrane va trazando, con la posición precisa en altitud y latitud en cada momento, de modo que podríamos dibujar la ruta exacta en un mapa.

Se percibe también (pese a que ya estamos en la etapa de desencanto de Verne, en la que sus desgracias personales habían enfriado su fe en la ciencia como motor del progreso humano) la fascinación del autor por las cuestiones científico-técnicas, citando las diferentes expediciones de investigación del Polo Sur que se estaban realizando en el momento en el que transcurre la acción (1849, once años tras la narración de Pym) y haciéndolas aparecer en la trama. En la misma línea, se permite corregir los datos presentados por Poe en su texto, tales como la temperatura del aire y el agua (registradas escrupulosamente en grados Fahrenheit y su traslación a nuestros Celsius), fauna, flora y otros detalles técnicos.

Pero no penséis que por todo lo dicho, el libro carece de acción o emociones, pues las hay y en abundancia. Julio Verne recupera a Dick Peters, el fiel compañero de Pym, dándole un papel protagónico en la trama y trae de vuelta viejos fantasmas de la obra de Poe, como el episodio de canibalismo o los hechos luctuosos de la islas Tsalal, además de someter a Joerling y al resto de tripulantes de la Hallbrane a sus propios rigores, peligros y amenazas.

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Quiero resaltar también que, tal y como Poe hacía pasar por real su relato, hace lo propio Verne, cuyo protagonista, Joerling, cree que la narración de Arthur Gordon Pym era una obra de ficción, nacida de la imaginación desbordante de Edgar Poe (así se le llama durante toda la novela, sin usar el “Allan”), hasta que por el testimonio de Len Guy se entera de que era una historia real. Minúsculos detalles del argumento original, a los que no dimos importancia o en los que incluso no reparamos durante su lectura (como la botella que, con unos papeles dentro, deja el capitán William Guy  a los pies de una montaña de las islas Kerguelen) servirán al francés para dar sensación de verismo y de credibilidad a su narración.

Por su parte, el ritmo narrativo es ágil y la lectura resulta entretenida y muy adictiva, lo que viene facilitado por su carácter folletinesco, compuesto de treinta y dos capítulos breves, que finalizan en suspense, para dejarnos con ganas de comenzar cuanto antes el siguiente. El autor le imprime pegada al texto, expresando los pensamientos por parte del protagonista, que comparte así sus emociones con nosotros, tanto su entusiasmo como sus dudas o su angustia, según el momento, y no es extraño encontrar párrafos como este, que cierra el capítulo IX: “La campaña había comenzado. ¡Sólo Dios podía saber si el triunfo esperaba a aquellos animosos hombres, a los que un sentimiento de humanidad arrastraba a las más terribles regiones del Antártico!“.

El resultado global es, en resumen, una gran novela de aventuras, con suficientes elementos de valor (acción, suspense, proezas, situaciones desesperadas, valentía, traiciones, gestos de humanidad) para tener entidad propia y poder disfrutarse de forma independiente, aunque yo recomendaría leer primero “Las aventuras de Arthur Gordon Pym”, para apreciarla en toda su magnitud.

Por último, quiero comentar que el final resulta satisfactorio, en cuanto resuelve el misterio y las incógnitas derivadas del críptico y abierto final de la primera novela y además, en la línea de la “literatura científica” de Julio Verne, ofrece una explicación racional y lógica a los sucesos sobrenaturales que protagonizaron los últimos capítulos de la creación de Edgar Allan Poe.

Así que, sin duda alguna para mí, una pareja de novelas que recomiendo y si es posible, para leer de forma consecutiva, para apreciar los distintos enfoques que estos dos monstruos literarios dan a una misma idea y como, cada uno a su manera, brindan una historia cautivadora y emocionante.

Galería de imágenes

Videos de Julio Verne

En esta lista incluyo el documental de Julio Verne de Profetas de la Ciencia Ficción, una serie de documentales imperdibles para los amantes de la literatra y en especial, los fanáticos del género de la anticipación.

https://www.youtube.com/watch?list=PLaRT7XSW36eduur_I8Y7W3Y_s0fqGU4a4&v=_FrdVdKlxUk


Con esto terminamos con la vida y obra de Julio Verne, uno de los ñoños más destacados de la literatura universal. Por otra parte, si leyeron todo, dejen que los felicite, pues es una extensa entrada de la que sin duda tendrán mucho que opinar, así que los invito a comentar y compartir con sus amigos.

Que la ñoñería los acompañe…

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