Colmillos de acero: Superman vs. Drácula

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Superman vs Drácula
por Sergio Amira

Digámoslo de una vez. No se imaginen a Kal-El con colmillos, capa negra y rodeado de hermosas vampiresas en diminuta lencería, como lo hace ver, en parte, la portada.

Tal cosa nunca ocurrirá y dicho así, ya se imaginan el resultado de la batalla entre el kryptoniano Superman y el Conde Rominoff, o bien el Drácula en turno. Pero aunque no lo revele aún (supongo que no es necesario que lo haga) el resultado es previsible y hasta resulta evidente imaginar quien se lleva el primer asalto, de cualquier manera la historia es lograda de manera lógica por Jeph Loeb en las letras y de Ian Churchill en el arte. No pretenden la ambición de tener a dos personajes claves en la cultura del hombre en la batalla del siglo, Superman vs Drácula resuelven la lucha de manera sencilla y como debe ser, sin más, 22 páginas necesarias y suficientes.

Tres reporteros, conocidos por todo fan: Lois Lane, Jimmy Olsen y Clark Kent, del afamado diario El Planeta, se internan en alguna parte del este de Europa, quizás en Rumania, Hungría o Checoslovaquia, no están seguros pues “El rostro de Europa cambia más o menos cada tres horas”. Invitados por el enigmático conde Rominoff, dueño de un castillo extravagantemente gótico, para entrevistarlo (sus intenciones son otras) son recibidos y hospedados cómodamente en el castillo.

Rominoff, resulta una especia de mezcla del típico vampiro de estilo clásico, capa roja de terciopelo, atuendo negro, de mirada enigmática y del vampiro al puro estilo de Ana Rice: pelo largo suelto, piel blanca reluciente y un traje negro de corte moderno (aun con dejar ver unos broches con la imagen del murciélago –que no dejan de recordar el logo de Batman–), es decir el conde parece más Lestat que Drácula.

Churchil crea el castillo de Rominoff de manera espectacular, y no es que hasta Kent se quede boquiabierto, el dibujo sorprende por su tazo y su imaginación, un castillo gótico y antiguo que logra crear la atmósfera perfecta para los hijos de la oscuridad.

Luego de los coqueteos del Conde con Lois (quien no lo haría) y de los celos evidentes del inseguro Clark Kent –pues hasta “Jimmy había encontrado su pequeña ‘Buffy’ para jugar” clara alusión sin duda a la cazavampiros favorita–, cerca de la media noche Lois es levantada por una misteriosa voz y conducida entre un humo espeso, todo para darle una atmósfera misteriosa, fuera del castillo. Al más puro estilo clásico de películas de vampiros, Lois camina en diminutas ropas a través un bosque oscuro iluminado tenuemente por una blanca luna llena (o nueva, mejor dicho). Lleno de humo y apenas visibles entre la maleza unos vouyeristas ojos rojos observan el escultural cuerpo de una Lois hipnotizada que solo escucha el ya típico “Ven a mí” de Rominoff.

Justo entonces Lois es atacada, al parecer, por Hombres Lobos. Seguramente atraídos por la deliciosa y sensual… ¿sangre? de la reportera. Pero claro, como era de esperarse, salvada en el último segundo por Superman.

El kryptoniano da cuenta fácilmente de los licántropos pese al gran número y la fuerza de estos y en una de las escenas más típicas de las películas de horror ordena a Lois correr y regresar al castillo. Pese a todo no logra avanzar mucho pues la repentina aparición del vampiro mostrando a su víctima al fin su verdadera naturaleza y sus verdaderas intenciones. “Louise, has oído mi llamado. Dime, ¿lo trajiste?”. Lane solo hacia de cebo pues la verdadera presa del chupa sangre no es otra sino el último hijo de Kryptón.

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Al amanecer Lois no recuerda nada y todo parece indicar –pues al ver los pies de Lois estaban completamente sin rastro alguno de lodo– que fue una ilusión salvo por Superman que recuerda todo.

Un vampiro sofisticado y adaptado al día, al parecer no así a la luz del sol, si bien no se aclara del todo pues la entrevista continua en pleno día pero en una bodega de vino subterránea y oscura. Explicando que “No somos un pueblo barbárico, Lois. Amamos las cosas más finas de la vida… y más allá.” La exquisitez del vino y el buen gusto de Rominoff en estos me recuerda una vez más, pese a lo clásico del asunto, que la personalidad tiende una vez más al puro estilo de Las Crónicas Vampíricas de Ana Rice, quizás Loeb sea un fan de la trilogía.

Poco a poco se van revelando ciertos aspectos clásicos del los vampiros, pues Olsen descubre al anochecer que su ‘Buffy’ no se refleja en los espejos y que el vino que Rominoff guardaba en realidad era sangre humana, Clark descubre además que Lois esta “¡(…) bajo una especia de encantamiento!”. Finalmente la verdad se revela completamente y en boca de Rominoff nos enteramos que en realidad es, quien más, el Conde Drácula dispuesto a beberse la deliciosa sangre de la sensual reportera del planeta, sin embargo… Superman aparece “y como todo aquel que lea El Planeta sabe… si Lois Lane está en peligro, aparece Superman para salvar el día”.

Drácula aprovecha la confusión de la reportera estrella y con su poder telepático controla a un despistado Superman desatando todas sus frustraciones y reclamos escondidos a una Lois que el kryptoniano manda lejos de un manotazo. El conde de los Cárpatos parece dominar completamente a un kryptoniano listo para unirse al ejercito de Drácula contra Zod y como drácula mismo dice: “¡vivirás para siempre!”.

En una de las escenas más memorables Drácula clava sus colmillos en el cuello de ‘acero’ de Kal-El. Para después ver la agonía, el desmoronamiento y el final del hijo de las tinieblas, pues como Lois lo dice en primera persona:

“Superman es una batería solar viviente. Cada célula de su cuerpo ha sido cargada con luz solar.

Drácula tomó una gran mordida de sol, y no fue muy agradable.

Oh, y acerca del código de Superman de no matar.

No cuenta cuando ellos ya están muertos.”

monstruos

¿En realidad drácula se puede contar entre los muertos? ¿Cómo fue que los colmillos de Drácula penetraron la supuesta piel de acero de último hijo de Kryptón? ¿Drácula secreta alguna feromona que ablanda la piel más dura? ¿Los vampiros son criaturas de magia? ¿Los colmillos de los vampiros son tan duros como el acero?

La trama prácticamente termina aquí, Superman despierta del control mental solo para no recordar nada, Olsen llega corriendo balbuceando los grandes comillos de su propio vampiro y en el cuadro final se ve el ejército particular de criaturas sobrenaturales del desaparecido bebedor de sangre: Frankenstein con una Uzi en mano, el clásico Hombre Lobo, la Momia y otras tantas criaturas de las sombras.

Un final que deja más preguntas que respuestas y que se resolvió de la manera más rápida posible, quizás por las apretadas 22 páginas en las que se desarrolló la historia que no dejaron para abarcar y desentrañar más incógnitas.

Superman #180 (Mayo, 2002) es una curiosidad solamente, una historia pretexto para enfrentar en dos rounds a Superman vs. Drácula y dejar a la imaginación ¿qué pasaría si Superman fuera convertido en vampiro? Aunque debo aclarar que me parece bastante lógico que en el caso de que los colmillos lograran penetrar la dura piel del kryptoniano la muerte de Drácula podrá ser lo más parecido a lo que Jeph Loeb y Geoff Johns plantean en su argumento, aunque eso demuestre el desconocimiento, la ignorancia y estupidez de uno de los más inteligentes seres oscuros que la cultura haya creado.

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