Reflexiones Preliminares
Cuenta la leyenda que las tiras cómicas aparecieron en los años 20 en los periódicos gringos, como un sustituto barato el cine, para entretener a los inmigrantes analfabetos que llegaban en oleadas a la isla Ellis. Sin embargo, la ilustración de la acción humana es tan antigua como los primeros petroglifos, y en Chile, el humor gráfico tiene precedentes ya en 1818 (O’Higgins representado como burro, montado por un San Martín bebedor de agua ardiente…) y de ahí a nuestro clásico Condorito (que intenta mantenerse fresco a punta de parodiar las últimas películas de Hollywood) hay dos siglos de humor gráfico.
Es cierto que el cómic, la novela gráfica, ha sido escindida, y lo que antes estaba destinado al pueblo, ahora solo lo entiende una élite y el arte mismo ha sido llevado a profundidades y bellezas tan crípticas como las obras de Jodorowsky y Moebius, o las versiones de Miller en su Caballero Nocturno, o las filosóficas y políticas V de vendetta y The Watchmen… Pero ese no es el espíritu de este cómic, Thunder Tótems es un trabajo que lleva la huella de su autor por todos lados, lleva el espíritu original del cómic, y el sabor picante del roto chileno.
Resumen de la obra
Seis amigos se embriagan a la orilla de la línea del tren, en una ciudad de Chile. Una nave espacial capota cerca de los jóvenes, dos extraterrestres salen de la nave y les piden ayuda, pues están siendo perseguidos por los esbirros de un enemigo maligno. Mientras los jovencitos dudan, el monstruo que los venía persiguiendo aparece, los protagonistas son investidos del poder de los tótems y obligados a decidir si ayudan a la tortuga y a la mula espacial usando sus nuevos poderes.
Desglose
El dibujo oscila entre lo caricaturesco y lo súper heroico, y esto es completamente consecuente con la intención de la obra, el guión es sólido, fresco, y logra sacarte carcajadas por montones, el relato gráfico es fluido y si bien es cierto el color tal vez es demasiado plástico, ese detalle no alcanza a opacar su brillo.
Conclusiones
Thunder Tótems tiene todo el espíritu satírico del Condorito clásico (no el aburrido y anacrónico Condorito actual), toda su ironía y pertinencia original, con un dibujo que potencia su tono y una fluidez en la narración textual y gráfica de quién ya tiene experiencia en aquella lid. Francisco Fernández tiene el don del humor, y lo tiene impregnado de la picardía y la malicia del pueblo Chileno, ese humor huaso, de taller mecánico, de colegio de hombres, ingenioso, rápido y mordaz, ese humor que recogía Anarko y algún otro fanzine underground de los noventa.
Thunder Tótems, es el Condorito de la nueva clase media, esa que sabe leer, que ha digerido toneladas de programas de televisión de los ochenta durante la infancia y que tiene en su inconsciente unas cuantas miríadas de imágenes pop esperando por ser referenciadas (especialidad de Tarantino con el cine de los 70s por ejemplo). No es una obra hermosa ni perfecta, tampoco es una imitación tipo Stand Up Comedy de la sociedad actual; es más bien una parodia que enrostra y fantasea con nuestro imaginario, y te ríes porque tú también viste una serie donde pasaba lo mismo, y sin importar lo ridícula que fuese la disfrutabas, y cuando terminaba salías a la calle a jugar con tus amigos, identificándote con alguno de los personajes.
Thunder Tótems es un cómic irreverente y sólido, que pretende nada más que sacarle unas buenas carcajadas al lector, y lo logra. Es además un cómic propio de nuestra idiosincrasia criolla, nativo, de los chilenos comunes y corrientes de clase media, esos que vivían en Pelotillehue hace ya mucho tiempo. Éste cómic no es solo una carcajada garantizada, es la remesa del humor gráfico chileno.
por Martín Muñoz Kaiser
fuente: el Calabozo del Amo del Calabozo
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