En estos tiempos en que la informática ha irrumpido con excesiva fuerza en la cultura y las artes, editar una revista literaria puede parecer un tanto anacrónico, falto de masividad y potencia creativa. Las revistas literarias han caído en una especie de olvido ante los medios de difusión virtuales, como los audiocuentos, la poesía visual, las representaciones cinematográficas, los audiolibros y e-book para tablet o e-reader y sigue y sigue. Pero qué sucede con las nuevas voces literarias, ¿a qué tipo de publicación se adscriben y cómo logran romper la apatía de los lectores acostumbrados a textos de figuras consagradas del mundo angloparlante? Seguramente el desarrollo de redes sociales como Facebook y Twitter, además de los blogs de autor, permita difundir y dar a conocer su trabajo a un público más alternativo que busca desordenadamente opciones de buena calidad. Y es ante esta incógnita que autores no tan conocidos o que se inician en este camino, muestran su trabajo a través de editoriales independientes, narradores que difícilmente lo obtendrían en editoriales multinacionales.

Sabemos que el campo literario es despiadado con quienes no se adaptan rápidamente al mercado o ingresan apadrinados o con éxito arrasador desde el principio. Y es precisamente por eso que nace esta empresa quijotesca, un atrevimiento literario que se orienta específicamente a un público amante de la literatura fantástica y a sus aristas: terror, ciencia ficción y fantasía;

En los últimos 10 años la literatura fantástica ha crecido en Chile y Sudamérica, tanto en argumentos, como en calidad y cantidad, lo que produjo híbridos que apuntan hacia componentes narrativos más visuales como la novela gráfica, fanzines y cómics para llegar a un público que va cambiando y requiere de nuevas historias y formas de narrarlas. Por otro lado, se evidencia también un esfuerzo, tanto de autores como de investigadores académicos y literarios por establecer ciertos parámetros, ya no tanto de género, sino de temáticas y productividad literaria, una corriente cada vez más trepidante y ancha que arrastra lo bueno y lo malo, en una maraña que no puede más que aportar a la escena literaria.