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Manga; comics con sabor a japón

El cómic japonés tiene una estética y una forma de narración tan características, que tiene nombre propio: el Manga.

Manga

Manga es la palabra japonesa para referirse a las historietas en general, sin importar su origen. Sin embargo, fuera de Japón, en especial en occidente, se usa para referirse al cómic japonés y en menor medida, al estilo de dibujo utilizado en el manga.

El manga japonés constituye una de las grandes tradiciones del noveno arte a nivel mundial, junto con el cómic estadounidense y franco-belga. Sin embargo, a diferencia de sus colegas occidentales, se dirige a todo tipo de público y su éxito es tal, que representa una parte muy importante del mercado editorial de Japón. Desde sus páginas nacen múltiples adaptaciones a distintos formatos, como series de animación (anime) o de imagen real, películas, videojuegos y novelas. Además, periódicamente se publican revistas con entregas de diversos mangas, al más puro estilo del folletín francés del siglo XIX.

Historia del manga

La historia del manga comienza su vida entre los años 1868 y 1912 y nace de la combinación de dos tradiciones: el arte gráfico tradicional japonés, que evoluciona a partir del siglo XI; y la de la historieta occidental, afianzada en el siglo XIX. Sin embargo, esta combinación se transformaría en manga, tal como hoy conocemos, tras la Segunda Guerra Mundial y la labor pionera de Osamu Tezuka.

La tradición gráfica japonesa

Las primeras características del manga pueden encontrarse en las obras atribuidas a Toba no Sōjō (siglos XI-XII), del que apenas se conservan unos pocos ejemplares en blanco y negro. La gráfica japonesa avanzó, pero fue durante el período Edo que el ukiyo-e se desarrolló con más vigor, y produjo las primeras narraciones comparables al manga actual. Sus temáticas iban desde los hechos histíricos al erotismo, la comedia y la crítica. Lo mismo que el arte hoy ¿Curioso? No lo creo.

Hokusai fue una de las figuras destacadas de este estilo y el primero en usar el vocablo manga en uno de sus libros, Hokusai Manga, compilado de sus trabajos a lo largo del siglo XIX. Gyonai Kawanabe, fue otro destacado artista ñoño de este período.

La prensa occidental

Durante el siglo XIX, en plena transición de la era feudal a la industrializada, los artistas occidentales se maravillaban del ukiyo-e, y lo mismo ocurría con sus colegas japoneses, que se veían maravillados por la cultura y estética europea.

La expansión de la gráfica europea y sus técnicas se tradujo en nuevas producciones de artistas japoneses como Kiyochika Kayashi, Takeo Nagamatsu, Ippei Okomoto, Ichiro Suzuki y sobre todo Rakuten Kitazawa, cuya historieta Tagosaku to Mokube no Tokyo Kenbutsu, se considera el primer manga en el sentido moderno. Estos pioneros difundieron su obra a través de publicaciones como Tokyo Puck (1905), aunque sus historietas no usaban globos de diálogo, algo habitual en la prensa estadounidense desde The Yellow Kid (1894).

Desde 1915 se empezó a ensayar la adaptación del manga a la animación, lo que más tarde devendría en el surgimiento anime. Pero esta evolución será materia para otra entrada.

Los primeros mangas infantiles

La historia del manga continúa en las décadas del ’20 y el ’30. Esta época fue muy productiva, gracias al éxito del kodomo manga (historieta japonesa infantil). Cómic como Las aventuras de Shochan (1923) de Shousei Oda/Tofujin y Los Tres Mosqueteros con botas en la cabeza (1930) de Taisei Makino/Suimei Imoto ayudan a este desarrollo. También en esta época comienza el uso del globo de diálogo en series como Speed Taro (1930-33) de Sako Shishido, Ogon Bat (1930, un primer superhéroe) de Ichiro Suzaki/Takeo Nagamatsu y Las aventuras de Dankichi (1934), de Keizo Shimada.

En esta era surgen las historietas bélicas, como Norakuro (1931-41) de Suihou Tagawa, en un ejemplo clásico de como el arte es influenciado por la sociedad que lo rodea y en este caso, el manga absorbe y luego representa en sus viñetas, las políticas militaristas que auguraban la Segunda Guerra Mundial. Por supuesto, el estado japonés también aprende del manga y las historieta japonesa comienza a ser usada como propaganda de guerra.

El manga moderno

Tras su rendición incondicional, Japón entraría en una nueva era, una época oscura donde el entretenimiento surge como una necesidad de una población duramente golpeada por la guerra y posguerra. En este contexto sigue la historia del manga.

La falta de recursos demandaba medios baratos de entretenimiento y la industria tokiota de mangas basados en revistas, vio surgir otras formas de entretención, como el Kamishibai, un espectáculo viajero que recorría pueblos y vendía caramelos. Aunque el Kamishibai no competía directamente con las revistas, sí lo hacían dos nuevos sistemas de distribución centrados en Osaka:

Esto era lo que sucedía en el mercado hasta que aparece Osamu Tezuka, un estudiante de medicina apasionado por los dibujos animados de Fleischer y Disney. Este muchacho cambiaría la faz de la historieta nipona con su primer libro rojo: La nueva isla del tesoro. Esta publicación vendió hasta 800.000 ejemplares, gracias a una historia que descomponía el movimiento de los personajes en varias viñetas y combina este dinamismo con abundantes onomatopeyas.

El éxito de Tezuka lo llevó a trabajar en la nueva revista Manga Shōnen (1947). En ella, Tezuka publicó Astroboy y con el tiempo, se impuso su forma de narrar y estructurar las historias en series de relatos más breves. Además diversificó su temática, lo que dio pie a múltiples géneros, entre los que destacan sus adaptaciones literarias y el manga para chicas (shōjo manga).

A pesar de que el estilo Tezuka se impuso dentro del género, aún hay espacio para autores como Machiko Hasegawa, Kon Shimizu o Shigeru Sugiura, ñoños que usan un grafismo muy diferente al disneyano. Sin embargo, se puede decir que los libros rojos, más la obra de Osamu Tezuka, dieron inicio a la industria contemporánea del manga. Otro paso adelante en la historia del manga.

La consolidación del género

En esta etapa de la historia del manga, las revistas arrasaron en el mercado del entretenimiento infantil, pero las bibliotecas encontraron su nicho en una historieta orientada hacia un público más adulto: el gekiga. Abandonaron el estilo de Disney por otro más realista y fotográfico, y se abrieron a géneros más violentos, escatológicos o sensuales. La nueva competencia obligó a las revistas a reducir la presencia de texto, aumentando el número y tamaño de las páginas, para mejorar la gráfica del relato.

Con el comienzo del auge económico, el pueblo nipón exigía más manga y como respuesta, una de las principales editoras de libros, Kōdansha, entró al mercado con su revista Shōnen Magazine, la que además cambió la periodicidad de mensual a semanal, multiplicando la producción de manga y obligando a los magakas a producir sin parar, pero con sueldos millonarios. Pronto, otros grupos editoriales, como Shueisha, Shōgakukan o Futabasha, se unirían al mercado.

Este sistema de producción masiva sacrificaba el color, la calidad del papel y la temática compleja o controversial, pero aumentaría las ventas hasta cifras astronómicas y con ellas, los beneficios empresariales, lo que transforma al manga en el medio de comunicación más importante del país.

La expansión internacional

Este es la cima de popularidad en la historia del manga. En los años 60, Osamu Tezuka vendió los derechos de emisión de Astro Boy a la cadena estadounidense NBC, consiguiendo un éxito notable en la audiencia infantil. Posteriormente, le siguienron las series de animación Mazinger Z, Great Mazinger y muchas más. Así es como en la década del ’70 se consolida la transmisión de anime en las cadenas de televisión occidentales. En la década de 1980 empezaron a destacarse series de otra índole, como The Super Dimension Fortress Macross, futura Robotech, obra de Carl Macek, o la retransmisión de Astroboy, pero con más color y aires más modernos. A ésta se sumó la saga épica Gundam.

Sin embargo, la consolidación definitiva ocurre en 1988, gracias al éxito del largometraje Akira, basada en el manga homónimo del dibujante Katsuhiro Otomo. Este clásico del manga fue publicado en 1982 en la revista Young Magazine, y gracias a él, la difusión internacional de la historieta japones comenzó a aumentar de forma explosiva.

Otro de los autores más relevantes de este apogeo mediático, fue el mangaka Akira Toriyama, creador de las famosas series Dragon Ball y Dr. Slump. Tal fue el éxito de estas dos obras, que en algunos países europeos superaron en ventas al cómic estadounidense y europeo, mientras que en japón, la revista Shōnen Jump llegó a aumentar su tirada semanal en 6 millones de ejemplares.

Con este auge, el manga proliferó a través del mundo; se tradujeron sus obras, se adaptó su formato (proceso espejo) al estilo occidental, es decir, para que se lea de izquierda a derecha y todo oriente comenzó a llenarse del espíritu de la historieta japonesa.

Hoy no se puede hablar de historietas sin considerar la innegable influencia que ha tenido el manga en todo el mundo y debido a eso, la historieta japonesa se consolidó como una de las tres grandes tradiciones del noveno arte en todo el orbe. Y damos gracias por eso…

La industria del manga

El manga en Japón es una industria gigantesca, que influye en las otras industrias del entretenimiento. Por sí misma, representa más del 30% de todos los libros y revistas publicados en Japón. Como se deduce de esta cifra, el cómic japonés no es cosa de jóvenes o niños. En Japón hay géneros de manga para todas las edades, profesiones y estratos sociales; incluso para el mercado pornográfico (hentai).

Publicaciones

El manga se publica en reviscas conocidas como «revistas manga» o «revistas antológicas», y cuyos tirajes superan el millón de ejemplares semanales. Shōnen Jump es la revista más vendida, con 6 millones de ejemplares, seguida por Shōnen Magazine, con 4 millones. Otras conocidas revistas de manga son Shōnen Sunday, Big Comic Original, Shonen Gangan, Ribon, Nakayoshi, Margaret, Young Animal, Shojo Beat y Lala.

Las revistas manga son publicaciones semanales o mensuales, de entre 200 y 900 páginas, en las que se agrupan muchas series distintas, cada una con una extensión de entre veinte y cuarenta páginas por número. Las revistas son impresas en papel de baja calidad y en blanco y negro, con excepción de la portada y algunas páginas específicas. También contienen varias historietas de cuatro viñetas o como nosotros las llamamos, tiras cómicas.

Si una serie de manga resulta exitosa, se llega a publicar durante varios años, y se estira el chicle hasta que el éxito comercial desaparece. Además, se publican compilaciones de unas 200 páginas, conocidos como tankōbon, y que recopilan 10 u 11 capítulos en la misma edición. El papel y las tintas son de mejor calidad, y quien haya sido atraído por una historia concreta, la comprará cuando salga a la venta en su formato de tankōbon. Además, tal como occidente se nutre del manga, la industria japonesa también lo hace de sus colegas europeos y han añadido a sus publicaciones, las versiones «de lujo», con tapa dura, color, papel de alta calidad, etc.

Otra variante que ha surgido con las nuevas tecnologías es el formato digital o e-comic. Los formatos más usados para ello son el *.cbr y *.cbz, que realmente son archivos comprimidos con imágenes en jpeg o gif. También se suelen distribuir como imágenes sueltas o en formato pdf.

Imágenes cómic japonés

Características del Manga

Las características aquí descritas son de carácter general. Por supuesto que hay mangas que no cumplen con una o varias de estas características, pero la mayoría de las historietas japonesas poseen estas cualidades.

Clasificación del manga

Durante la historia del manga, han existido muchos intentos por clasificarlo, pero debido a la impresionante y diversificada producción, es muy difícil hablar de géneros, estilos o usos. Por ello su clasificación tiene muchas vertientes, casi tantas como las variedades de cómic existentes.

Según el mercado objetivo

Es habitual que los aficionados al manga clasifiquen las historietas en función del segmento de población al que se dirigen. Por ejemplo:

Por género

La clasificación por género es extremadamente ardua, dada la riqueza de la producción nipona, en la que una misma serie puede abarcar varios géneros o mutar a lo largo del tiempo. De ahí que la clasificación por mercado sea mucho más frecuente. El aficionado occidental al manga usa, sin embargo, algunos términos nipones que permiten designar subgéneros más específicos, como:

Por temática

Otra forma de clasificar al manga es mediante su temática, estilo o idea central de la historia. Esta clasificación se roza con la anterior, por razones obvias, pero es más diversa y rica en detalles. Entre ellos tenemos:


Bueno, imagino que después de leer esta monografía de la historia del manga, ya tienes claro que es el cómic japonés y lo que representa para el mundo editorial en general y en particular, para el desarrollo del noveno arte. Es que con esto queda bastante claro que las historietas son una pasión largamente compartida por todos los ñoños del mundo.

Con esto me despido y los dejo invitados a comentar y compartir esta entrada. Nos leemos!!

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